Los tics nerviosos se definen por ser movimientos involuntarios, bruscos, cortos y repetitivos de cualquier grupo muscular. Suelen aparecer de manera más frecuente durante la infancia y pueden afectar hasta un 15-20% de la población infantil entre los 6 y 10 años. Suelen ser más frecuentes en niños, sobre todo en los más tímidos y cohibidos.
Aunque son movimientos involuntarios, en ocasiones su aparición se puede anticipar, y pueden llegar a controlarlos.
Pueden afectar a cualquier músculo, aunque los más comunes son los movimientos de mandíbula, la elevación de los hombros, la elevación de las cejas, el parpadeo o la tos persistente.
Tipos de tics
- Tics motores simples: normalmente son los que afectan a la cabeza, cuello y hombros (levantar cejas, parpadeo …)
- Tics motores complejos: afectan a diferentes grupos musculares con el objetivo de realizar una acción concreta: saltar, girar sobre sí mismo …
- Tics vocales simples: crean sonidos (gruñir, emitir un determinado sonido de manera repetitiva …).
- Tics vocales complejos: (repetir una palabra que escucha o una palabra que acaba de decir).
¿Como tenemos que intervenir desde casa?
- Actuar con normalidad ante la aparición de los tics.
- Gestionar en la medida de lo posible las situaciones que el niño vive como estresantes y fomentar seguridad para que las pueda vivir de manera más saludable.
- Practicar técnicas de relajación.
- Trabajar la autoestima a base de reforzamiento positivo.
- Respetar las horas de sueño.
¿Cuando consultar a un especialista?
En general, los tics suelen desaparecer por sí solos cuando se llega a la adolescencia sin necesidad de tratamiento, aún así es recomendable consultar a un especialista en los siguientes casos:
- Si el tic persiste durante un año o más.
- Si se intensifica o aparece con más frecuencia.
- Si está interfiriendo en sus actividades diarias.
- Si afecta a su rendimiento escolar.
- Si afecta a sus relaciones sociales y por consecuencia a su autoestima.
Neus Dalmau Arís
Psicóloga General Sanitaria
Col. 21501