El habla y la capacidad de escucha son habilidades primarias que poseemos desde incluso antes de nacer, mientras que la capacidad de lectura y escritura son consideradas como habilidades secundarias del lenguaje que vamos a ir aprendiendo a lo largo de nuestra vida. El aprendizaje de la lectoescritura es por tanto un proceso crítico y difícil para los niños y de ello dependerá el éxito en la escuela, pues esta habilidad resulta un instrumento muy útil para tener acceso a la información y al conocimiento del mundo que nos rodea.
Es frecuente que los niños muestren dificultades a la hora de pronunciar cuando están aprendiendo a hablar. Sin embargo, llega un momento, aproximadamente entre los 4-5 años, en el que su lenguaje debe ser perfectamente comprensible tanto para las personas conocidas como para los extraños que traten de comunicarse con él.
Si esto no fuera así y todavía le costara pronunciar de forma adecuada pasado ese periodo de edad, si confundiera los sonidos, si realizara intercambios de palabras, distorsiones o acortamientos de las mismas, algo normal cuando los niños empiezan hablar, y no se consiguieran solventar, pueden dar lugar a un trastorno del aprendizaje de la lectura y la escritura por no tener afianzado de manera correcta el lenguaje oral.
Es por ello que sí existe una relación directa entre las dificultades de habla y las dificultades del aprendizaje de la lengua escrita, de manera que se recomienda acudir al logopeda para corregir las dificultades del habla antes del acceso al lenguaje escrito.
De manera que si su hijo/a a la edad de 3 años tuviera un lenguaje oral ininteligible o dificultades para hablar, sería recomendable llevarlo a un logopeda , pues una actuación temprana es la mejor solución para solventar cualquier problema futuro.
CHUS DE CASTRO SÁNCHEZ< Logopeda Col. 1959