Las bromas son una forma de comunicación y forman parte de la socialización aunque en ocasiones pueden ser usadas para lastimar a otros. Incluso las bromas inofensivas pueden herir o malinterpretarse, especialmente cuando los niños tienen dificultades con las habilidades sociales.

Si su hijo/a vuelve del colegio triste o enfadado, puede estar siendo víctima de bromas. Algunos niños pueden sentir ansiedad, rechazando incluso ir al colegio si no han desarrollado habilidades para entender o tolerar las bromas.

Las técnicas que os proponemos en este artículo son apropiadas para utilizarlas con niños y adolescentes entre 7 y 18 años de edad. 

LOS TRES PASOS para ayudar a su hijo a superar sus problemas con las bromas.

Averiguar si alguien puede hablar con los “bromistas”. La escuela puede pedir al “bromista” que pare de molestar. En muchos casos, es una solución eficaz.

Nunca hay animar al niño a que se pelee con el bromista. La violencia no es un recurso apropiado para solucionar un problema en las relaciones sociales.

Es necesario entender que no es la broma en sí lo que causa el dolor emocional del niño o adolescente, sino los “pensamientos negativos” que tiene el niño sobre esa broma. 

Usted puede ayudar a su hijo a modificar las ideas que tiene sobre el hecho de que le hagan bromas y asi se sentirá menos ofendido frente a éstas. 

Existen tres pensamientos negativos y falsos que provocan que los niños y adolescentes se enfaden frente a las bromas.

Pensamiento equivocado número 1: “Como me hacen una broma, no le gusto a nadie”

Explíquele a su hijo que esto no es así. Normalmente, los compañeros pueden bromear por varios motivos; por ejemplo porque saben que su hijo se enfada o para hacerse el “gracioso de la clase”, etc.  Coméntele a su hijo, que ninguna de estas razones tiene que ver con no gustarle a nadie. 

Pensamiento equivocado número 2: “Como me molestan, soy un inútil/tonto/torpe”

Es importante dedicar un tiempo para que el niño vea cualidades positivas de sí mismo. Por ejemplo, hacer una lista de habilidades: soy bueno en mates, sé tocar un instrumento, soy bueno dibujando, etc. Si su hijo observa y se centra más en sus cualidades positivas, más que en las negativas, se molestará menos por las bromas y las dejará de lado.

Pensamiento equivocado número 3. No soporto que me molesten.

Cuando su hijo piense que no soporta una broma, se sentirá muy enfadado y reaccionará de forma negativa. No obstante, este pensamiento no es cierto. Puede soportarlo, a pesar de que no le guste y le incomode.

Para enseñar a su hijo a que tolere las bromas, anímelo a pensar de forma racional: “Sólo porque me molestaron no significa que me odien o que no les gusto, aunque no me gusta que me molesten, puedo soportarlo”. Además, recuérdele a su hijo lo importante que es ignorar las bromas. Insista en que cuando los bromistas se percatan de que sus bromas no tienen efecto, entonces pararán de hacerlas.

Para terminar, usted puede ayudar a su hijo a que establezca buenas relaciones sociales. Las relaciones con sus compañeros de clase son de gran importancia para su felicidad y su autoestima.

Adaptado. Fuente: manual práctico terapia racional emotiva conductual TREC: materiales y artículos de ayuda psicoterapéutica. Ana Catalina Vargas y Leonor Lega.

Maica Guzmán Bravo.
Psicopedagoga
Psicóloga
Núm. Col. 19303
Prácticum máster de psicología general sanitaria