A UDITTA desde hace más de 4 años, se realizan grupos de habilidades sociales para niños y niñas con dificultades de socialización. Dentro de estos grupos es frecuente utilizar la técnica del role – playing.
Desde Uditta queremos que conozcáis el uso de esta técnica, no solo dentro de una terapia individual o grupal sino también el uso y la importancia que le podéis dar en vuestros hogares para poder ofrecer el modelo correcto a vuestros hijos o para ayudar a resolver pequeños conflictos sociales.
En esta técnica lo que se pretende es trabajar ciertos aspectos que queremos modelar en diferentes situaciones sociales, ya sea normativas o de conflicto que suceden en la vida cotidiana de los pequeños. De esta forma se propone que los participantes interpreten un personaje, el cual puede ser un personaje ficticio (el niño se pone un nombre e identidad distinta a la suya) o bien que los niños interpreten lo que ellos harían en determinadas situaciones.
La diferencia entre estas dos distintas opciones depende del objetivo que tengamos. Normalmente, si lo que queremos es evaluar cómo nuestro hijo interpreta o resuelve una situación para poder detectar dónde están las dificultades con sus amigos (comunicación verbal, no verbal o las dos), escogeremos la opción de que se interprete a sí mismo. En cambio, si lo que queremos es trabajar aspectos como la empatía (ponerse en el lugar de una persona que desarrolla un rol diferente o opuesto), el insight (que sean conscientes de su propio rol y de sus dificultades desde un punto de vista ajeno) o queremos poder dar el feedback necesario sin que éste se sienta atacado, usaremos la interpretación de un personaje distinto.
Las situaciones a trabajar en este tipo de actividad dependen de la edad y de la demanda o dificultad de los participantes, pero a grandes rasgos, las más frecuentes suelen girar en torno a las siguientes situaciones:
- Cómo presentarse o iniciar juego con niños que no conocemos
- Perder la vergüenza en situaciones donde el participante es el centro de atención
- Resolver conflictos con los compañeros, padres, profesores, etc.
- Situaciones donde se espera que los niños sean capaces de autocontrolarse
- Situaciones donde socialmente se espera una conducta desinhibida tanto verbalmente (participar, preguntar, expresar opiniones) como corporalment (bailar, saltar, hacer teatro)
- Saber comunicar en general tanto emociones positivas como negativas.
Dentro de éstas podemos modelar tanto aspectos de la comunicación verbal como de la no verbal. Lo común es que aparezcan dificultades en las dos áreas. Algunos de los aspectos a trabajar son los siguientes:
- Contacto ocular
- Expresión facial congruente con la emoción expresada y emoción acorde con el mensaje que estamos verbalizando
- Expresión corporal
- Tono de voz
- Escucha activa
- Respetar turnos de palabra
- Palabras que podemos utilizar para expresar diferentes significados sin crear un conflicto con el interlocutor: acuerdo, desacuerdo, desagrado, agradecimiento, etc.
- Respuestas adecuadas a los diferentes mensajes que recibimos del emisor
- Comunicación asertiva (punto medio entre actitud pasiva y actitud agresiva)
- Sustituir palabrotas por otras expresiones más adecuadas socialmente.
Dentro de estas actividades, se puede iniciar ofreciendo el adulto el modelo o siendo primero el participante libre de interpretar el rol con el objetivo que el adulto o terapeuta primero pueda avaluar la conducta donde presentan dificultades para así poder modelarla. En todos los casos, el adulto tiene que dar un feedback y el niño o niña debe repetir la conducta hasta que sea la esperada socialmente.
Este tipo de ejercicios no tienen por qué ser solo practicados dentro de situaciones controladas en terapia sino que, animamos a que los padres también practiquéis este tipo de situaciones con vuestros hijos. Tenemos costumbre de que cuando nuestros hijos nos plantean un conflicto, les damos la solución de forma oral y restándole la importancia o dificultad que para ellos tiene, pero quizás el problema subyace en que algunos niños entienden la teoría pero necesitan recursos específicos para ponerlo en práctica.
Asimismo, destacamos también la importancia que tiene el modelo para nuestros hijos. Los niños suelen copiar o imitar las conductas que observan de las figuras de su alrededor, sobretodo de aquellas figuras con las que se sienten más vinculadas emocionalmente, las cuales, además del entorno familiar y amigos, puede ser incluso un personaje de ficción de dibujos animados o videojuegos.
Por eso es importante que, en la medida de lo posible, nosotros también sirvamos como ejemplo ya que si nosotros no utilizamos un lenguaje funcional y expresiones emocionales funcionales con los demás, difícilmente lo harán nuestros hijos. Por ejemplo, si nosotros usamos muchas palabrotas al hablar, ellos obviamente los usaran. De igual manera, cuando nuestros hijos copien modelos que no nos agradan, la mejor solución es que de manera indirecta ellos estén expuestos más veces al modelo a seguir o correcto que al incorrecto, y que ellos observen como los resultados de usar el modelo correcto son mejores que los resultados que obtienen aquellas figuras que actúan según un modelo socialmente inapropiado.
Andrea Garcia
Psicóloga Col. 19.844